lunes, 30 de julio de 2012

Una imagen, más que mil palabras. La foto de Víctor Bugge que quedará en la historia


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29/10/10. Muchas veces se apeló a este lugar común para rescatar el poder de la imagen. Pero esta instantánea del fotógrafo oficial de Presidencia, Víctor Bugge seguramente inmortalizará el momento íntimo de Cristina junto al féretro y será testimonio de la fortaleza de la mujer. Bugge, habló por Radio 10 y contó cómo vivió él ese momento. “Me quebré cuando estaba haciendo la foto de ella caminando al costado del cajón. Esa imagen me conmovió porque yo quería tener una foto del matrimonio

El fotógrafo oficial de Presidencia de la Nación, Víctor Bugge, habló con Radio 10 y retrató cómo vive él este momento histórico por el que está pasando Argentina y sobre todo la familia Kirchner.


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“Ayer viví uno de los peores momentos en mis 30 años acá adentro, porque todo es muy fuerte. Todos los que rodeaban a Cristina lloraban y ella fue la única que estuvo firme”, relató por Radio 10.

Contó además que a veces la cámara no sirve para poder separar la figura de Presidente de la persona. “Yo tuve momentos de quiebre porque no lo esperaba. Recuerdo todos los momentos que viví con el, desde el ‘camarazo’ antes de entrar a Casa de Gobierno, hasta que le entregó la banda presidencial a su esposa” dijo Bugge en referencia a la fecha en la que Néstor Kirchner asumió como presidente en 2003 y luego cuando entregó su mandato a su mujer, en 2007.

“Me quebré cuando estaba haciendo la foto desde arriba y ella caminaba al costado del cajón. Esa imagen me conmovió porque yo estaba necesitado de tener una foto del matrimonio. Cuando la hice y la miré, como profesional me sentí que estaba definiendo un retrato histórico”, relató Bugge.

Por último contó que las fotos de ayer de Cristina junto a Lula, Diego Maradona y Estela de Carlotto, fueron algunas de las más emotivas

Fuente: Infobae/CONtinta NORTE

LA INTIMIDAD DEL PODER EN FOTOS Y ANECDOTAS DE VICTOR BUGGE- De Videla a Kirchner

El fotógrafo presidencial, que trabaja en la Casa Rosada desde 1978, acercó a Página/12 instantáneas con datos reveladores de la historia argentina desde la dictadura militar hasta la actualidad.

“El día del helicóptero corro a la terraza y uno de los jefes de seguridad no me deja pasar. Yo quería subirme y viajar con De la Rúa, aunque sea en una hélice. Lo curioso es que al otro día vuelve a la Casa Rosada para irse por la puerta y que no parezca una huida. Pero la imagen del helicóptero ya había salido en todos los diarios del mundo. ¿Qué hizo ese día que volvió? Se puso a firmar fotos. Ahí sobre la mesa tenía la carta de renuncia, las fotos que estaba firmando y un papelito con los nombres de las personas a las que le tenía que dedicar su retrato. ¡¡¡Increíble!!!”

OLOR

“Ese día fuimos a La Tablada. Todo era confusión. Nadie sabía quiénes estaban al frente del copamiento. Tomamos un helicóptero. En un momento se dijo que nos habían baleado mientras volábamos. Pero nunca sentimos ningún tiro. Cuando llegamos hicimos una recorrida. Había un olor a muerto, un olor a carne quemada increíble. ¡¡¡Yo vi una cabeza!!! Juro que vi una cabeza. Se me salían los ojos de órbita. Se intentó hacer la “visita” de una manera protocolar, pero era imposible. Alfonsín se fue de ahí con bastante olor a muerto. Después se reunió con Caridi, que era el comandante en jefe del Ejército, y con Nosiglia. Creo que todos tardamos días en recuperarnos.”

DISTENSIÓN

“Esta foto es en Chascomús. Alfonsín estaba esperando el resultado de las elecciones del ‘87, donde el radicalismo pierde todo en la provincia de Buenos Aires. Justo había una pelota ahí, no sé de quién. Y para matizar la espera le dije: ‘presidente, ¿se anima?’. Y se animó. Creo que nunca había tocado una pelota en su vida. Pero en la foto parece un crack. Fue el único momento distendido del día, porque cuando se enteró del resultado, todo se volvió terrible. A mí Alfonsín me cayó bien. Con él descubrí realmente lo que había pasado con los milicos. Viajábamos a Europa y ellos sabían lo que había pasado mejor que nadie, con lujo de detalles. En Europa éramos tapa todo el tiempo. Fue un momento de apertura importante. Yo era joven y al Juicio a las Juntas se le dio entonces una dimensión que por ahí no se le da ahora.”

PROPAGANDA

“Ese día Videla salió de Casa de Gobierno por Balcarce 50. Nunca, pero nunca salía por ahí. Pero iba a realizar una inauguración a la vuelta, en el Museo de la Rosada. Y justo pasaba una nena con su mamá, que no entró en el cuadro. Videla se agachó y le agarró los cachetes. La foto se terminó utilizando para hacer propaganda, para hablar del cariño de Videla por los chicos. Hace unos días se comunicó conmigo la chica de la foto, que está estudiando cine. Nos vamos a encontrar. Espero que no me odie. ¿Qué pasaba entonces conmigo en la Rosada? Podría inventar cualquier cosa, quién te lo va a desmentir. Pero la verdad es que no pasaba nada: a Videla no le importaba lo que hacía.”

RONDA

“Con Rodríguez Saá entran por primera vez las Madres a la Rosada. Era la primera ronda que no se hacía en la plaza sino en despacho presidencial. Fue un día muy especial y algunos se volvieron locos, en el buen y en el mal sentido. Rodríguez Saá manejó muy bien los espacios para que trascienda su actividad. No sé si me explico.”

SIEMPRE CERCA

“Duhalde y Chiche querían estar solos. Había quedado la puerta entreabierta. Y le saqué al espejo que se veía desde la hendija. Chiche siempre estaba cerca. Duhalde no laburaba para la foto. Había mucha puerta cerrada en el duhaldismo, mucha rosca.”

BOOMERANG

“Lopérfido lo convenció a De la Rúa de ir de Tinelli. Creía que era la mejor manera de invertir la carga negativa que tenía esa imitación en su persona. Y pasó lo del pibe de HIJOS, y después los gaffes. Resultó un boomerang. De la Rúa no lo pudo digerir y ahora acusa ridículamente a Tinelli de haber influido en su caída.”

DESCARGA

“Este es un viaje en Tucumán. Hicimos 18 kilómetros y lo único que veíamos era hambre, miseria, casa de cartón, olores terribles, perros, armas, chicos descalzos, sin dientes. Kirchner quedó conmovido. El es un tipo que va en un auto a toda velocidad. Esa es la imagen. Parece estar todo el tiempo contenido y cuando ve gente, descarga. Se tira adentro de la gente sin medir nada."

HIPOCRESÍA

“Esta foto fue tiempo después de la renuncia de Chacho. Es la representación más genuina de la hipocresía. Ninguno toleraba al otro. Y ahí estaban, cagándose de risa, como si fueran hermanos. Chacho quería volver. Quería ser jefe de Gabinete. Y por eso la sonrisa. Esa sonrisa de los políticos. Increíble ¿no?”

HISTORIA

“Este fue un viaje a Uruguay, para la asunción de Jorge Batlle. De la Rúa, como presidente, invitó a Alfonsín y a Menem. Es realmente una foto de las que va a quedar en la historia. En 20 años va a ser lo mismo que haber juntado a Yrigoyen, Perón y Frondizi. Son los tres presidentes elegidos por el pueblo. Ahí los tres me estaban reputeando por fotos que había tomado en sus respectivos gobiernos. Como el vino, la foto va a tener más valor con el paso del tiempo.”

EL QUINTO STONES

“Menem esperó a los Rolling Stones en Olivos con un traje amarillo. Lo había asesorado Ramón Hernández. Cuando apareció Jagger, Menem, canchero, le dijo ‘Hola Nick’, en vez de Mick. Pero todo bien: los muchachos se comieron toda la pizza y se tomaron todo el champagne. Los tipos invadieron Olivos y Menem peló los Cohiba que le mandaba Fidel Castro. Estaban ahí todos fumando. Fue una fiesta bien Stones. La gente decía que era el quinto Stones.” “Lo de Charly fue terrible. Cuando se puso a tocar Los Dinosaurios, a mí se me aparecieron las imágenes de Videla y Galtieri. Menem lo vivió como una fiesta. Para mí fue un día de terror. La visita de Diego también fue fuerte. Recuerdo que después de apoyar la sien sobre la de Menem, me dice: ‘Víctor, sacame una foto así, porque con el único que yo me saco una foto así es con mi viejo’. Nos conmovió.”

FASO

“Esta foto fue el día en que se conocieron los indultos. El no los anuncia formalmente, pero comienza a correr la información. Menem estaba en Córdoba y había armado un acto, como si nada hubiera pasado. Pero ese día estaba llamativamente desprolijo, con el pelo llovido sobre la frente. Recuerdo que en aquel acto se sentó y prendió un faso, como quien no quiere la cosa. Prácticamente nunca se había mostrado en público fumando, a no ser un habano. Fue un día muy especial. Menem no fumaba muchos cigarrillos. Lo hacía de vez en cuando, y en momentos especiales. Y generalmente los pedía porque nunca los tenía a mano. Sin duda ése fue el faso del indulto. Representaba un estado de ánimo.”

Fuente:http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-30768-2004-01-25.html
 

Víctor Bugge el "presidente" de los fotógrafos

El fotógrafo argentino de la Presidencia de Gobierno Víctor Bugge ha realizado una de las fotografías más estremecedoas del velatorio de ex presidente Néstor Kirchner
BUENOS AIRES:- El fotógrafo argentino Víctor Bugge, lleva treinta años siendo el fotógrafo de los presidentes argentinos. Nadie como el atesora en los archivos gráficos los avatares de una Argentina 'golpeada' una y mil veces.

Pero Victor a quien conozco y con quien compartí muchos años de trabajo en la conocida ‘Casa Rosada’, lo que sería la Moncloa argentina, es además una muy buena persona, hecho a si mismo, de perfil bajo y muy conocedor de su oficio.Víctor Bugge es otra vez noticia, pues acaba de realizar una de las mejores fotografías en el velatorio del recientemente fallecido ex presidente Néstor Kirchner.
Una escena estremecedora de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de pié caminando alrededor del cajón. No se ve nada más , la presidenta y el cajón que sintetiza la soledad ante el  enorme dolor,  pero también una presidenta atenta -aún en los peores momentos- de todos los detalles , como lo demostró con gran entereza a lo largo del velatorio en Buenos Aires y en Río Gallegos (Patagonia argentina).
 
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La presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el velatorio vista por Victo Bugge


"Me quebré cuando estaba haciendo la foto desde arriba y ella caminaba al costado del cajón. Esa imagen me conmovió porque yo estaba necesitado de tener una foto del matrimonio. Cuando la hice y la miré, como profesional me sentí que estaba definiendo un retrato histórico", relató Bugge.
Contó además que a veces la cámara no sirve para poder separar la figura de Presidente de la persona. "Yo tuve momentos de quiebre porque no esperaba un desenlace tan fulminante” La fotografía es de tal calidad testimonial que ha sido portada de los principales periódicos nacionales e internacionales.Es tal vez la fotografía que me hubiese gustado hacer.

Seguramente el lunes o el martes cuando la presidenta retome sus tareas, allí estará nuevamente Victor Bugge para reflejar en primera línea una vez más la intensa actividad presidencial.  Que así sea.

Fuente: http://www.iberarte.com/index.php/201010315156/artes-plasticas/fotografia/vor-bugge-el-qpresidenteq-de-los-fotfos.html

Aunque no lo veamos

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El día después de la muerte de Raúl Alfonsín, Crítica ilustró su tapa con una foto retocada. La foto original fue tomada en 1989 por el fotógrafo presidencial Víctor Bugge y aparecían Menem y Alfonsín, caminando por los jardines de la quinta de Olivos. Allí hablaron sobre el adelantamiento del traspaso del poder. Hace algunos años entrevisté a Bugge. Recuerdo que esa foto le encantaba y la elegía entre sus mejores. Recuerdo también que le llamaba la atención la pose de Menem (erguido, con entusiasmo y ganas, canchero con  una mano en el bolsillo) en contraposición a la postura de Alfonsín, encorvado, derrotado y con las manos atrás. “Así caminan los presos por los pasillos de la cárcel”, me dijo Bugge una tarde en el sótano de la Casa Rosada, mientras arriba, en el Salón Blanco, hablaba el venezolano Chávez.
Crítica borró a Menem y la alteración provocó el repudio de la Asociación de Reporteros Gráficos Argentinos (ARGRA), que dice que no se le pidió autorización a Bugge para retocar esa foto. Además, dicen que hay un delito y una “barbaridad periodística”, ya que no se le informó al lector que esa foto había sido modificada digitalmente.
El comunicado completo de ARGRA:
El día 1 de abril, el diario Crítica publicó en tapa una foto icónica de Alfonsín y Menem. Lástima que Menem no estaba. Nadie lo echa de menos, es cierto, pero la cuestión es otra. La foto, de nuestro colega Víctor Bugge, fue intervenida alterando su contenido en desmedro de una imagen (la original) que es parte de nuestra memoria social y que remite al final del gobierno de Alfonsín. El problema no es si la alteración “sirve” a los fines de ilustrar la muerte del protagonista. El problema, otra vez, es que nadie en el diario Crítica consideró relevante consultar al autor o avisar al lector desprevenido de la maniobra realizada. Lo que hicieron no sólo está reñido con la más elemental ética periodística. Es un delito. Previsto y tipificado en la ley 11723 de derechos de autor. Víctor Bugge es, justamente, el autor de la fotografía y titular de sus derechos, y por lo tanto, la única persona que puede autorizar la modificación de la imagen. El lector debe saber que la imagen fue modificada y con qué fines. Las leyes están, hasta donde alcanzamos a entender, para ser cumplidas. ARGRA no sólo repudia la barbaridad periodística cometida y el delito perpretado. Además denunciará ante los foros que correspondan la maniobra que, es doloroso reconocerlo, seguramente ha sido llevada adelante o consentida por colegas periodistas.
ARGRA recuerda que el desmedro de una imagen icónica, es en perjuicio de la memoria visual colectiva de nuestra Historia,  la que construimos diariamente con nuestro trabajo.
Exhortamos a los medios, y a quienes trabajan en ellos, a respetar nuestro trabajo, y las leyes imperativas que lo regulan y resguardan.

Fuente: http://www.eblog.com.ar/5956/aunque-no-lo-veamos/

Sólo para presidentes

Hace más de 30 años que Víctor Bugge es el fotógrafo de los presidentes argentinos, una profesión a la que le dedica su vida. El resultado de su trabajo es el relato histórico en imágenes.



“No puedo elegir una foto, lo mío es un relato”, dice el fotógrafo presidencial Víctor Bugge. El relato de la historia argentina que escribe desde 1978 con imágenes “oficiales pero no oficialistas”, como le gusta decir, y que repasa en diálogo con La Voz del Interior
Presidenta caminando alrededor del féretro de su marido, una de las imágenes del velatorio de Néstor Kirchner que más tapas ocupó en los medios locales y que más se difundió por el mundo.
Único reportero gráfico autorizado en el velorio, Bugge habla de su responsabilidad en ese momento: “Estaban todos los medios esperando y había que sacar la primera foto. Al entrar en el Salón de los Patriotas sentí que lo único que iba a hacer ruido ahí era mi cámara, pero me relajé un poco cuando obturé y noté que no pasaba nada. Mi idea era mostrar al matrimonio, lo que siempre vi más allá de la pareja, al matrimonio político”. Idea que logró plasmar cuando la Presidenta regresó de saludar a una mujer que la había llamado. “Me impresioné al ver la foto en la cámara digital. Yo quería juntarlos y lo logré”.
En la Casa de Gobierno, Bugge nos recibe en su oficina, a la que se llega por escaleras estrechas. Es un espacio con aires de buhardilla bohemia, las paredes tapizadas, por supuesto, de fotos. En medio de la charla, el hombre que se niega, risueño, a elegir una foto preferida, porque lo suyo es un relato, y “para que no se pongan celosas las otras”, señala dos imágenes emblemáticas: “Mira ésa del año ’89: Menem, espalda erguida, una mano en el bolsillo, camina por Olivos junto a Alfonsín, las manos entrelazadas en la espalda algo encorvada, cuando acordaron el traspaso adelantado del poder. Y mira la otra (la de Cristina en el velatorio). 21 años después logro esta foto que define otro momento terrible de la Argentina”. Y que define también su mirada entrenada, acotamos.
“Y respetuosa”, responde, y volverá a decirlo. Esa mirada que aprendió a ejercitar a pura práctica, cuando su padre Miguel, fotógrafo y fallecido hace unos meses, le colgó una cámara al cuello: “¿Querés ser fotógrafo? Andá, saca”, le dijo.
Bugge se entusiasma al recordar sus inicios y a sus maestros, a quienes les antepone el “don” para nombrarlos. Por respeto, claro, por admiración.
–Empecé de la mano de papá, que era fotógrafo del diario La Nación . Ahí, en el viejo edificio de la calle San Martín, tuve la suerte de conocer a Don Juan Di Sandro, que fue y es, pese a que ya no está, uno de los grandes maestros de la fotografía argentina; las fotos que sacó él son irremplazables. Y colaboré para el diario en 1978, haciendo los festejos del Mundial. Ese mismo año entré en la Casa de Gobierno, estando Videla de presidente.
–¿Cómo llegó allí?
–Por don Higinio González, que había sido compañero de papá en La Nación , y autor de la foto de Videla, Massera y Agosti gritando el gol en la cancha de River, una foto impresionante.
Pero a los 20 años se aburrió rápido de la actividad protocolar y pidió una licencia sin goce de sueldo. “Fui a colaborar a la Editorial Atlántida, y ahí descubrí fotógrafos que se destacaban en deportes, en modas u otros temas. Entonces, pensé en volver a la Casa de Gobierno y dedicarme a la fotografía política, que todavía no estaba muy definida, porque lo que se hacía, sin desmerecer a nadie, era más que nada corte de cinta”.
“Faltaba la gente”
Llegó, entonces, la imagen que le señaló el camino que buscaba, con la que empezó su relato.
“Fue la foto que logré sacarle a Videla en la soledad del despacho presidencial, una foto no menor para la época porque no era fácil hacer ruiditos en el despacho. Quizá nunca sea fácil molestar a un presidente en la intimidad del despacho. Pero ni bien la revelo me doy cuenta de que era el estilo que quería hacer. Y así empecé, hasta hoy, tratando, primero, de que no sea la fotografía oficialista y, segundo, de mostrar a los presidentes como son: personas de carne y hueso”.
–¿Cómo era el ambiente en la Casa Rosada durante el Proceso? –Todo era sumamente protocolar y querer encontrar acá las situaciones que vivimos después era muy difícil. Nuestra actividad se limitaba a ir cuando nos llamaban, cubrir la actividad, copiar la foto y mandarla a los medios.
En la sucesión de presidentes de facto, la memoria de Bugge se detiene sobre dos fotos. “La asunción de Viola. Era la transmisión de mando y él estaba solo, faltaba la gente. Claro, uno con el tiempo compara y con la vuelta de la democracia se hizo evidente la ausencia de gran parte de la sociedad en aquella época; pero yo la sentí al sacar esa foto. Otra que recuerdo, durante Malvinas, es la de Galtieri en el balcón frente a la plaza llena, sintiéndose quizá Perón, o vaya a saber quién.”
Los pasillos vacíos en la Casa de Gobierno es otro recuerdo que guarda como foto de aquellos años grises, cuando el gobierno trataba de ocultar el terrorismo de Estado entre gritos de goles mundiales y calcomanías que proclamaban: “Los argentinos somos derechos y humanos”.
Del saco azul a la falda
Para un hombre que piensa constantemente en imágenes, el golpe de timón que impulsó el regreso de las urnas aparece en una imagen rotunda: “La foto es el 10 diciembre de 1983, Raúl Alfonsín en el balcón del Cabildo. Hasta ahora no hay otra que la reemplace”, se ufana.
Con gestos que se expanden al acompañar las palabras, Bugge remarca el contraste de estilos con su sucesor. “Alfonsín era un hombre de saco azul y pantalón gris, Menem se puso un traje amarillo para recibir a los Rolling Stones, que vinieron con saco azul y pantalón gris”.
La cámara de Bugge tuvo para entretenerse: “Menem fue un generador permanente de imágenes, desde el cabecita famoso con Pelé en el despacho, a las fotos con Maradona, los Rolling Stones...”. De esos años también es la primera foto que sacó a un presidente llorando, cuando ocurrió la muerte de Carlitos Menem.
Y de un cruzarse constantemente con artistas, empresarios y deportistas, los pasillos de la Casa Rosada empezaron a despejarse con De la Rúa, quien tras ver las fotos de llegada y de partida de Alfonsín, lo llamó apenas asumió. “¿Cómo se envejece acá?”, le preguntó a un sorprendido Bugge. Mantuvieron una relación compleja. “Él no entendía mis fotos, pero el último día, el 20 de diciembre, tuvo un gesto de reconocimiento impresionante a mi trabajo cuando me dijo: ‘Vení, vamos a hacer la última’, que fue la imagen famosa de él partiendo.”
A lo largo de una de las paredes de la oficina-buhardilla, una secuencia de fotos muestra la tempestad política, la seguidilla de presidentes a fines de 2001. De la Rúa, Puerta, Rodríguez Saá, Camaño y Duhalde, todos parados, junto al sillón de Rivadavia. “Alguno ni se llegó a sentar”, dice. Y al tiempo que destaca, en contraste con De la Rúa, la hiperactividad de Rodríguez Saá, recuerda a Duhalde como “el que empezó a traer la tranquilidad política”.
Enseguida, una anécdota elocuente con el entonces titular de la Cámara de Diputados: “Ese 31 de diciembre eran como las 10 de la noche cuando me llama un colaborador de Camaño para avisarme que venía. ‘Bueno’, le dije, ‘pero decile que nos tenemos que ir a comer, que es fin de año’. Y se lo dijo, y yo no sabía adónde meterme. Al fin, Camaño estuvo un rato mirando los cajones del escritorio, encontró una virgencita,la dejó ahí y se fue. Y nos pudimos ir todos a pasar el fin de año a casa”.
Bugge se pasa, de nuevo, una mano por la cara, y sigue con el relato: “La primera foto impresionante de Kirchner fue cuando le lastimaron la frente con una cámara, y de ahí en más todo lo que se te pueda ocurrir. Kirchner rompió el protocolo absolutamente, sobre todo por el contacto con la gente. No vi a ningún presidente hacer lo que hizo él, de tirarse de un escenario, de abrir la puerta del despacho a los chicos de los colegios y decirles ‘Siéntense a gobernar que yo me voy a Olivos’. Tuvo un trato con la gente diferente a todos, un contacto cuerpo a cuerpo”.
–Y después, el desafío de fotografiar a una mujer.

–Y sí, porque ¿qué pasa si le sacás una foto a tu hija y sale mal (se ríe)?, pero Cristina fotografía muy bien. No me gusta proponerle fotos a los presidentes, pero el día que asumió le pedí que se sentara en el sillón con los atributos. Esa fue mi primera foto interesante de ella, después de la foto que el marido le entrega los atributos, que era toda una novedad.
Y cuenta que Cristina reconoce su tarea. “Hay imágenes y fotografías que son más fuertes que mil palabras”, dijo la Presidenta, emocionada, cuando en la última cumbre iberoamericana le regaló al presidente brasileño una obra de arte inspirada en una foto de Bugge, que muestra a Néstor Kirchner y a Lula unidos en un abrazo. “Un reconocimiento inolvidable”, asegura.
El paso del hombre
Fuera de la Casa de Gobierno y dentro de la desparecida cárcel de Caseros, la cámara de Bugge escribió una página aparte. Acaso marcado por el legado de su padre, el fotógrafo de los presidentes fue en busca de otro legado en el edificio vacío para reconstruir otra historia. Un eco de aquellos días suena en el tono de su voz. “Quería ver qué había dejado el paso del hombre. Fue una experiencia muy fuerte la soledad de la cárcel. Había una energía que me hacía doler el cuerpo cada vez que entraba. Saqué 6.000 fotos de lo que estaba escrito en las paredes, y de grandes dibujos, obras de arte. Lamenté muchísimo que la tiraran abajo porque habría sido un museo impresionante del paso del hombre”.
Con cuatro hijos, Bugge se ilusiona con Víctor, que continúa la tradición familiar iniciada por el abuelo Miguel y que sigue sus pasos en la Rosada. “Es el que va a heredar mi cámara”.
–¿Qué hace en su tiempo libre?
–Estoy acá (ríe).
–Entonces nada de deportes ni de pasatiempos.
–Cocino bien, pero nada más. Es que estoy todo el día pensando en la fotografía, en generar imágenes, todo lo veo a través de una cámara. Por ahí se me volaron algunos pajaritos (se ríe), pero esta profesión es así.
Como a los presidentes, como a las paredes de Caseros con sus huellas humanas, Bugge busca personas con su cámara. “Me gusta fotografiar a la gente, pero con respeto. Una vez miraba a un fotógrafo sacando fotos a una persona comiendo de la basura, que se iba contento como si hubiese cazado una presa, y le pregunté por qué antes no se acercó a hablarle al hombre. Yo también me encontré con gente en estado de promiscuidad y eran tipos que habían leído más que cualquier profesor de literatura, y eso me marcó mucho. Uno no puede agredir con una cámara más de lo que el sistema o la vida agredieron al tipo, porque hay que estar comiendo ahí. Eso de ir de caza yo no lo acepto como profesional”.
–Además de lo que aprendió con sus maestros, ¿qué le enseñó la fotografía en estos años? Bugge vuelve a pasarse una mano por su cara, se queda pensando:
–Me enseñó a vivir, a respetar al otro. Detrás de la cámara debe haber alguien respetuoso.
“Esta es mi vida”
A los 54 años y con más de 30 de profesión, la carrera de Bugge puede compararse con la del fotógrafo papal Arturo Mari, que trabajó cerca de 50 años en el Vaticano y con la de Santiago Borja, fotógrafo de la familia real española desde hace más de 30. “Pero no hay antecedentes en el mundo de un fotógrafo presidencial durante tantos años”, dice Bugge. Y por eso, en el futuro se vislumbra tratando de organizar su obra, su experiencia. “Los muchachos jóvenes, los estudiantes, me piden muchos consejos; entonces la idea es buscar un lugar para compartir tantos años de trabajo. Muchos me dicen que estoy en una posición privilegiada, ¡pero es una posición que exige mucho más!”.
–¿Cómo es su relación con los presidentes?
–Cordial. Hablo más con ellos cuando se van, porque mientras están en función una relación de amistad puede inhibirme como profesional. Trato de hacer mi trabajo sin hablar, de hablar con la cámara.
–¿Alguna vez pensó en irse de acá?
–Tuve momentos de duda, pero adónde voy a ir. Pasé aquí más de la mitad de mi vida, esto es mi vida. Yo amo lo que hago, soy un fanático de mi trabajo. Sí, me gustaría tener un lugar para mostrar mi trabajo de manera continua.
–Porque ha expuesto varias veces.
–Por casi todo el país. Al principio creí que a la gente no le gustaría ver fotos de políticos, pero debo tener más de 20 firmas de los visitantes y son todos elogios. La posibilidad de recordar, de ver todo lo que pasó, la gente la agradece mucho.
–¿Y alguna vez pensó que se iba por decisión de otro?
-Y... sí. Cuando llegaron los radicales creían que yo era del Proceso; los peronistas, que era radical; hasta que se van dando cuenta de que yo no soy político, que hago fotos. Aparte, soy un agradecido a los medios porque todo el arco ideológico del periodismo valora mi material.
Sé que en algunos momentos paran las rotativas esperando las fotos de Presidencia, y eso me hace bien, me da energía para rato. En la administración pública podés cobrar el sueldo y desarrollar tu actividad, pero además podés agregarle valor con el cariño y las ganas que le ponés a la profesión. Y es lo que trato de hacer, se lo deberé a mi papá, a mis maestros.
Alejado completamente del Photoshop, que dejará para divertirse cuando se jubile, Bugge elogia la digitalización, la foto al instante. “Pero me preocupa la durabilidad de las imágenes porque los archivos se van perdiendo. Otro problema es el abuso que permite la cámara digital, porque la fotografía siempre es una, no son dos ni 10, es una.” Del tiempo de la fotografía analógica resalta los viajes, cuando “tenía que armar la cubeta en el baño; en el inodoro, la ampliadora; en el bidé, el revelador; oscurecer los vidrios, revelar dentro de un ropero. Ahora sacás la tarjeta, la ponés en la computadora y en cinco minutos tenés la fotos para mandar”.

Fuente:  http://www.lavoz.com.ar/suplementos/temas/solo-para-presidentes#

sábado, 28 de julio de 2012

Victor Bugge

Lleva 25 años como fotógrafo presidencial y se emociona cada vez que repasa las muchas imágenes que captó y que, admite, se han llevado algo suyo. En el Museo de Bellas Artes de Neuquén se expone su trabajo, en el que se refleja desde un lugar privilegiado una parte de la convulsionada historia nacional.
Víctor Bugge puede decir que estuvo ahí. Y tiene las pruebas. Estuvo cuando Galtieri salió al balcón de la Casa Rosada “creyéndose Perón” ante el rugir de la Plaza de Mayo, estuvo cuando al mismo lugar trepó “El Diego” y besó la Copa; también fue testigo del escape de un presidente en helicóptero, del desplante militar a la Madre Teresa de Calcuta (la dejaron sola en el edificio) y hasta del reciente ‘atentado mediático’ contra Néstor Kirchner, cuando la cámara de un reportero le cortó la frente. Bugge sabe de las alfombras que devoran funcionarios, conoce las técnicas para frenar a tiempo y seguir andando y - sobre todo- entiende la enorme responsabilidad que significa colgarse una cámara al cuello
Lleva 25 años como fotógrafo presidencial y se emociona cada vez que repasa muchas imágenes que -admite- se han llevado algo suyo.
La muestra que registra sus años de trabajo en la Casa Rosada golpea, zarandea al desprevenido. “Creo que mi misión es mantener fresca la memoria de la gente, y siento que lo he logrado o que lo estoy logrando”. No ha sido fácil, claro. Bugge no lo dice, pero sabe que inventó algo, que rompió con la tradición de las fotos protocolares y de corte de cintas, y que a los 47 años, además de testigo calificado, es un referente para sus colegas. Las imágenes que resumen los años de la dictadura hasta la llegada de la democracia son un cachetazo y una caricia.
“Me pasa algo raro, cuando empiezo a armarla me atraganto con cada cuadro, pero cuando termino siento una enorme paz interior, una gran satisfacción -dice, y sin darse cuenta revela quizás la fórmula de la excelencia: le brillan los ojos y no puede disimularlo. En el ’78, cuando llegué, me aburrí de la foto armada, me tomé una licencia, trabajé en Editorial Atlántida y volví decidido a desestructurar la fotografía oficial y no permitir que la fotografía oficial termine siendo oficialista”, afirmó en una charla con “Río Negro”, a propósito de la muestra que hasta mañana se puede ver en la sede neuquina del Museo Nacional de Bellas Artes.
-¿Cómo se hace para sobrevivir profesionalmente en el principal escenario del poder?
-Para portar una cámara hay que ser un tipo muy decente y muy honesto, y eso lo pongo siempre delante de la lente; eso me lo dijo mi viejo. Podés ser un sinvergüenza con una cámara de fotos y yo no lo he sido, creo que mi viejo está satisfecho.
-¿Cómo hiciste para mantenerte durante tanto tiempo?
-Yo no tuve grandes problemas, bue... los problemas que pueden tener el camionero con su camión y el albañil con sus ladrillos. Este es un trabajo más, sólo que a veces tenemos que tomar más antiácidos que los que los médicos recomiendan.
-¿Cómo se mantiene la objetividad?
-He tratado de no limitarme con los personajes. Si me enamoro del personaje pierdo la oportunidad de mostrarte lo que pasa ahí adentro de la mejor manera posible. Yo no laburo para el personaje, laburo para la gente común, para que vos entiendas.
-Está claro que no todos los personajes de la Casa Rosada fueron iguales.
-No fue lo mismo trabajar con Alfonsín que con Menem. Alfonsín era un tipo de traje gris o azul, casi siempre con sus mismos zapatos; Menem estrenó un traje amarillo para recibir a los Rolling Stones mientras Jagger se vino de empleado público. Con Menem, no creo que no haya fotógrafo que no tenga por lo menos una foto divertida. Qué sé yo, jugar al fútbol con Pelé en su despacho o subirse a la Ferrari... fue un personaje que rompió el protocolo. Después pasé a De la Rúa, es decir que de un partido de rugby pasé a uno de ajedrez. Al segundo día me llamó, se sentó en el sillón de Rivadavia, me miró a los ojos y me dijo: “Cómo se envejece acá adentro...” “¿Por qué, presidente?” -le pregunté- “Porque estoy viendo cómo entró Alfonsín y cómo se fue”, me contestó. A partir de este momento, me dijo, “vamos a hacer una foto por año para ver qué me pasa a mí”. No tuve tiempo, la segunda foto fue cuando se iba del despacho y la última fue en la terraza, con el helicóptero.
-Decías que con determinadas fotos se te fue algo...
-Yo creía que eso pasaba con la foto de mi abuelo o con la de uno mismo, de cuando era pibe. Acá, en la muestra, nos pasa a todos, me emociono. Yo laburo para que la memoria se mantenga en pie y por suerte el contacto con la gente me hacer sentir que, más allá de las cosas de la política, la memoria se mantiene fresca. Hay momentos puntuales donde a uno se le está yendo algo de adentro; como cuando un presidente se está yendo por la terraza u otro llora en la tumba de su hijo. O ver a Galtieri creyéndose Perón en el balcón.
-¿Imaginaste algo así cuando pisaste la Casa Rosada?
-Nunca pensé que el tiempo iba a hacer lo que hizo conmigo a partir de la fotografía. Lo que en su momento era mostrar lo que pasó ese día hoy es dueño de un terrible pedazo de historia. Qué se yo, la foto de Menem y Alfonsín de espaldas definiendo el adelantamiento del poder es una foto terrible; en su momento fue una muy buena foto, pero hoy es terrible.
Bugge no cuenta que la Madre Teresa salió con él, tras un desplante castrense, perdida en el frío y enorme edificio.Tampoco hace alardes, pero muestra alguna debilidad. “A Diego lo fotografié cuando estaba en Argentinos y en un partido en el que yo era el único fotógrafo; después me lo encontré en la Rosada, con todos los presidentes. Charly me llamó un día y me dijo ‘vos sos el fotógrafo del poder y en Argentina el poder soy yo’. Tengo una serie de 300 fotos de Charly”.
-¿Qué es lo más emocionante que te dio este trabajo?
-La alegría; a mí me dio demasiado, soy un tipo de barrio, estuve en el Palacio de Akasaka, en la cama de la hija de Franco; me ha pasado de entrar al Vaticano y que me pregunten con quién fui, ver los ojos a Mandela, saber que le estás viendo los ojos a Mandela, ver al Papa, a la Madre Teresa, a Sinatra, vi mucho y la alegría es poder mostrarlo. Igual, creo que cuando uno quiere hacer fotos lo puede hacer en cualquier lugar y con cualquier personaje, siempre respetando al que está adelante. Hay que ser decente y honesto.

Rodolfo Chávez
rchavez@rionegro.com.ar

Fuente:  http://www1.rionegro.com.ar/arch200312/06/c06j01.php

Víctor Bugge sobre la tapa cuestionada del Diario "Crítica de la Argentina": “Esa tapa me gustó y emocionó”

Una foto, una portada, una polémica. Opina el autor de la toma
La elogiada portada de este diario sobre la muerte de Raúl Alfonsín motivó una polémica. El comunicado de ARGRA y la versión de Víctor Bugge, fotógrafo presidencial desde hace 31 años.
¿Le molestó ver su histórica foto en los jardines de Olivos utilizada como ilustración de la muerte de Alfonsín sin que aparezca Menem?
No, mire si me voy a enojar por eso. Si hasta Charly García intervino con pinceles y marcadores mis fotos. Otros las convirtieron en dibujos. Se lo dije por la radio a (Antonio) Lage y a (Oscar) Gómez Castañón, el día que ustedes hicieron la tapa: si esa imagen sirve para emitir un mensaje, bienvenido sea. Una vez que hago las fotos, las fotos son de todos.
Víctor Bugge es el talentoso fotógrafo presidencial desde hace 31 años. A partir de una de sus imágenes, este diario construyó la tapa con la noticia del fallecimiento del ex presidente radical. Esa tapa recogió elogios en distintos medios, pero generó también una polémica. La Asociación de Reporteros Gráficos (ARGRA) emitió un comunicado señalando que “la foto fue intervenida alterando su contenido en desmedro de la imagen original”, acusando de falta “de ética periodística” e incluso la comisión de un delito, cuando en realidad se trata de un recurso de estilo o como indicó el editor fotográfico del diario Clarín, Dani Yako (admitiendo que ese diario también lo utiliza en sus suplementos y revistas) “algo que tiene que ver con el contrato de cada medio con sus lectores”.
Los dos diarios fundados por Jorge Lanata tienen ese contrato.
Pero más sorprendente aún es que no se haya dejado escuchar (o leer en este caso) la versión completa del autor de la foto, tomada cuando Alfonsín acordó el traspaso adelantado del poder a Carlos Menem.
El día que se publicó la tapa presuntamente polémica, el propio Bugge se comunicó con este diario para pedir ejemplares y versiones digitales.

¿Por qué hizo eso?
Porque me gustó, me causó emoción verla, saber que se estaba mostrando la partida de un dirigente, nada menos que Raúl Alfonsín, a partir de una imagen mía. Estaba claro que lo que se publicó no era la foto original. A lo sumo podrían haber aclarado la autoría de la foto y que es un recorte de un original. Pero eso es todo–. (N de la R: por uso y costumbre de Crítica de la Argentina las imágenes de tapa, sean fotos o montajes no llevan firma. En páginas interiores pudo haberse hecho una excepción y consignar el origen, pero quizá por ser tan conocida esa toma el dato se pasó por alto.)
Concluye Bugge: “Como soy el fotógrafo presidencial estoy acostumbrado a que todos trabajen con fotos mías. En todo caso, si esto sirve para que no vuelva pasar bienvenido sea. Pero realmente no es nada”.




Fuente: http://seniales.blogspot.com.ar/2009/04/victor-bugge-sobre-la-tapa-cuestionada.html

MARIA EVA GONZALEZ, 26 AÑOS DESPUES- La nena de la foto

Sin saberlo, se convirtió en la protagonista de un icono de la dictadura militar. Hace tres días se encontró con el autor del retrato, el aún fotógrafo de la Casa Rosada Víctor Bugge, y juntos se emocionaron reviviendo aquellos terribles años.

Videla se deleita con los cachetes de María Eva González en la entrada de la Casa Rosada. María Eva (30) y Víctor Bugge (47) en el mismo lugar, 26 años después.
 
 Por Diego Schurman
Fue un día extraño de 1978. Raramente lo hacía, pero esa tarde Jorge Rafael Videla decidió salir por la puerta principal de la Casa Rosada. Por eso Víctor Bugge no dudó y registró el momento. Y sin querer convirtió a una nena de cuatro años en protagonista de la foto insigne de la dictadura militar. Eso fue suficiente para que el todavía fotógrafo presidencial no descansara en la búsqueda de esa chiquita, preocupado por su destino. Tardó, pero 26 años después encontró a María Eva González y pudo compartir con ella algunos recuerdos de los años de plomo.
“Como le sucedió al país hace unos días con la ESMA, el encuentro con María Eva cerró un capítulo de mi historia que tenía pendiente. Después de todo lo que pasó y de lo que hizo Videla, siempre quise saber qué fue de la vida de esa piba. Si había crecido, si estaba viva”, se emociona Bugge.
El fotógrafo lo sabe. Involuntariamente terminó alimentando la propaganda militar, que aprovechó esa imagen para esconder al asesino detrás de una máscara de hombre gentil y ademanes paternales. Muchas editoriales, afines al denominado “proceso”, ilustraron sus revistas con las instantáneas del Videla bonachón.
“Yo sentí que estaba fotografiando al presidente de turno. No estaba sabiendo a quién estaba fotografiando. Pero ahora lo veo y es terrible... terrible”, recuerda.
Bugge nunca supo cómo encarar la búsqueda. Pero la inquietud siempre se mantuvo vigente. Si no era por voluntad propia, era por la de su entorno, que al ver la foto desempolvaba el interrogante: ¿Quién es esa nena?
El primer intento serio quedó en manos de un amigo, que hace unos años le pidió autorización para iniciar las averiguaciones. Se había inspirado en una misión similar y exitosa que un grupo de reporteros gráficos puso en marcha en Medio Oriente para encontrar a una mujer musulmana que había sido tapa de la revista de la National Geographic. No logró el mismo resultado. Pasaron los días, los meses, los años, y Bugge no obtuvo ni siquiera una pista que lo guiara hacia la nena chiquita dócil y de cachetes tentadores. Hasta mediados de 2003. El 25 de mayo, cuando Néstor Kirchner asumió el poder, el fotógrafo presidencial inauguró una muestra en la Casa Rosada. Es un ritual que cumple cada vez que se produce una transmisión de mando.
“Por esos días una señora que recorría la exposición se me acerca y me dice: ‘Recién acaba de estar la nenita de esta foto’. Me desesperé. Salí corriendo para la puerta de Balcarce 24 por donde se entraba a la muestra, pero la nenita ya no estaba”, recuerda Bugge.
Igual fue un día de gloria. Para entrar a la Casa de Gobierno hay que dejar una serie de datos personales, entre ellos el teléfono. Entonces el fotógrafo se sumergió en los registros, y guiándose por los números de documentos se concentró en aquellas personas que rondaban los treinta años. Inmediatamente inició, ayudado por sus amigos, la ronda de llamados.
–Cuando se comunicó Víctor, no estaba segura que fuera yo. Le dije que había ido a la muestra porque mi mamá me hizo saber, por medio de mi hermana, que estaba en esa foto. Cuando vi la nena me resultó parecida, había rasgos parecidos. Y entonces busqué retratos míos de chica y volví al día siguiente para compararlas. Fui directo a la foto, que estaba cerca de la entrada, a un costadito, y ahí sí me reconocí –relata María Eva, aún sorprendida.
–¿Y qué sensación tuvo?
–La primera vez no sentí rechazo. No le di sentido político. Me pareció simplemente una curiosidad. Me lo tomé como algo liviano. Recién después caí que estaba con un ser despreciable.
La “nena”, una rosarina de 30 años, es una representante típica de la clase media. Está desocupada hace dos años. Su último trabajo fue en una multinacional dedicada a la publicidad que le pagaba 300 pesos al mes, y en negro. Ahora, confiesa, “vive” de su novio, ayudándole en la filmación de algunos cortos con estudiantes de la Universidad del Cine.
A Bugge, desde aquella comunicación telefónica hasta este último jueves, en el que se encontró con María Eva en el bar de Alsina y Balcarce, lo carcomió la ansiedad. Las obligaciones laborales no le daban respiro. Quedaron en verse en febrero. Pero al volver del último viaje que Kirchner hizo a Madrid, el fotógrafo casi se mata. Un accidente en la montaña, cerca de El Bolsón, donde descarriló con su auto, le provocó la pérdida del bazo y una contusión de pulmón. Estuvo diez días en terapia intensiva. Y todavía muestra dificultades para hablar sin agitarse. Pero la curiosidad lo revela. Y no para de hablar, y de preguntar.
–¿Qué hacías en la puerta de la Rosada? –se inquieta tras un largo sorbo de café y luego de flanquear las distancias que impone todo primer contacto.
–Sé que mi papá trabajaba enfrente, en el Banco Nación, y mi mamá dice que ese día lo fuimos a buscar.
–Vos sabés que Videla no salía nunca por Balcarce 50. Pero ese día se inauguraba un ingreso al Museo de la Casa Rosada, sobre la calle Yrigoyen. Me acuerdo que no fue una salida imprevista, fue más bien protocolar y con las medidas de seguridad de la época. Yo creo que debido a que eras una criatura, y que estabas con tu mamá, quedaron dentro del cerco de seguridad.
–¿Qué significó esa foto para usted?
–Fue terrible. Yo tenía veintipico de años y recién arrancaba trabajando en la Rosada. Era una foto interesante, descontracturada. Videla estaba sin uniforme. Y la nena mostraba la inocencia de mirar a alguien que no sabía quién era. Los militares la utilizaron para hablar del cariño de Videla por los chicos. Por suerte el tiempo se hizo cargo de que la imagen en un momento dijera una cosa y en otro, otra cosa.
María Eva asiente con la cabeza. Desde que se descubrió en la foto, la reacción de sus amigos fue unívoca. “Saben que yo no tengo nada que ver con ese ser despreciable, que en esa foto soy una nena. Pero todos se lo tomaron espantosamente. Me dicen ‘¿con Videla? Qué horror ¿cómo te sacaste esa foto?’ A mí me quitaron las ganas de contar la anécdota. Mis amigos no pueden separar la anécdota del personaje. Es muy fuerte, y es Videla.”
“La verdad es que pasaban cosas horribles. Para mí todo se precipitó con la vuelta a la democracia. Yo tenía 8 años y mis viejos tenían unos libros escondidos, como El Capital, que los volvieron a poner en la biblioteca. Era para mí el descubrimiento de lo que había ocurrido.”
–¿Tus padres qué te contaban?
–No mucho. Tampoco eran militantes. Mi papá decía en los últimos años de su vida que era socialista. Pero tenía adoración por Evita. Decía que gracias a ella teníamos casa. De esa adoración mi nombre. Pero no soy peronista. ¡¡¡Nunca voté a Carlos Saúl (Menem)!!!. Es más, de chica fui radical. Pero en la última elección voté a Lilita.
–¿Qué significa Videla hoy, más allá de la anécdota de la foto?
–Hace unos años me fui a vivir a cuatro cuadras de la ESMA. Y decía qué espanto, pensar que acá se torturó y se mató. La verdad que lo de las Abuelas de Plaza de Mayo me sensibiliza muchísimo. Y saber que Videla tiene la suerte de estar confortablemente preso en su casa me genera una bronca terrible.
Bugge la mira. Se consterna. No puede creer estar hablando con la chica que durante tanto tiempo le quitó el sueño. “Es una semana especial. Después de lo de la ESMA, encontrarme con ella me tira 30 años para atrás. Estoy un poco flojo”, susurra. Y no revela sólo dificultad respiratoria sino también emoción.
–¿Imaginaban así este reencuentro?
–Sí. Yo no guardo nada con cuidado. Nunca. Pero esa foto era especial. Y la guardé porque era algo más que la foto. Marcaba una época. Marcó mi vida.
–Sin dudas, tiene una carga por lo que sucedió en el país –interviene ella.
–Sí, porque si hubiera sido el Papa para mí sería una foto más. Pero acá desaparecieron miles de personas, se robaron bebés –agrega él.
Minutos después, ya relajados, combinan para posar juntos en el lugar exacto de la célebre foto. Ahora los dos ríen. Y ella, al volver la mirada hacia el retrato que la muestra con Videla, hasta se anima a una coquetería. “¿Saben que veo? Veo a una nena linda con un personaje siniestro.”
 
Fuente:  http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-33341-2004-03-28.html

viernes, 27 de julio de 2012

La foto que quedará para la historia

Víctor Bugge, habló por Radio 10 y contó cómo vive él este momento. "Me quebré cuando estaba haciendo la foto de ella caminando al costado del cajón. Esa imagen me conmovió porque yo quería tener una foto del matrimonio"
El fotógrafo oficial de Presidencia de la Nación, Víctor Bugge, habló con Radio 10 y retrató cómo vive él este momento histórico por el que está pasando Argentina y sobre todo la familia Kirchner.

“Ayer viví uno de los peores momentos en mis 30 años acá adentro, porque todo es muy fuerte. Todos los que rodeaban a Cristina lloraban y ella fue la única que estuvo firme", relató por Radio 10.

Contó además que a veces la cámara no sirve para poder separar la figura de Presidente de la persona. "Yo tuve momentos de quiebre porque no lo esperaba. Recuerdo todos los momentos que viví con el, desde el 'camarazo' antes de entrar a Casa de Gobierno, hasta que le entregó la banda presidencial a su esposa" dijo Bugge en referencia a la fecha en la que Néstor Kirchner asumió como presidente en 2003 y luego cuando entregó su mandato a su mujer, en 2007.

"Me quebré cuando estaba haciendo la foto desde arriba y ella caminaba al costado del cajón. Esa imagen me conmovió porque yo estaba necesitado de tener una foto del matrimonio. Cuando la hice y la miré, como profesional me sentí que estaba definiendo un retrato histórico", relató Bugge.

Por último contó que las fotos de ayer de Cristina junto a Lula, Diego Maradona y Estala de Carlotto, fueron algunas de las más emotivas.
 
Fuente:  http://www.infobae.com/notas/544324-La-foto-que-quedara-para-la-historia.html

Detrás de cámara: las anécdotas del fotógrafo oficial de la Casa Rosada-Cómo ve a Kirchner un experto en retratar los gestos del poder

"Es una sorpresa continua", dice Bugge

La mañana del 24 de marzo de 2004, Víctor Hugo Bugge vio cómo Néstor Kirchner ordenaba descolgar un cuadro con la imagen de Jorge Rafael Videla. Ese presidente de facto que perdía su lugar en la galería de cuadros de honor del Colegio Militar era el mismo que posó para él en su primer día de trabajo en la Casa Rosada.
Bugge es el fotógrafo de la Presidencia y lleva 26 años retratando con su cámara Nikon los gestos del poder. Desde Videla y Galtieri hasta Alfonsín, Menem y Duhalde posaron "para la foto oficial, no oficialista", como le gusta decir cuando le preguntan por su trabajo en la Casa Rosada. Pero Kirchner rompió con el estilo de reflejar un microclima en sus imágenes: "Es una sorpresa continua".
El Presidente suele descuidar las formas protocolares y se deja llevar por sus impulsos. "Hay que estar atento. Por ejemplo, termina de dar un discurso y no puedo perderlo de vista porque de pronto me sorprende", cuenta Bugge desde el estudio de Balcarce 50, donde edita las fotos del día acompañado por "Chaca", una cotorra que le regalaron en Santa Fe en un viaje presidencial.
Tiene 49 años y una larga trayectoria en el oficio que heredó de su padre, Miguel Bugge, que fue fotógrafo de LA NACION durante 24 años. Confiesa que es la primera vez que su mirada tiene que estar tan atenta.
La primera sorpresa fue el golpe de una cámara contra la frente de Kirchner, el día de su asunción. Bugge dice que unos días después el Presidente se reunió con el fotógrafo que lo había golpeado y le dijo: "El primer atentado mediático".
Bugge es reticente a las palabras y sabe cuidar el secreto de tantas reuniones presidenciales. Sin embargo, al repasar su trabajo, le gusta contar la anécdota detrás de la imagen. "Después de cuatro actos pude lograr esta foto", recuerda sobre una imagen elocuente y reiterada en los actos oficiales de Kirchner: besos y abrazos para quienes intentan acercarse al Presidente. "Se zambullía tan rápido encima de la gente, que no me daba tiempo de hacer las fotos", señala.
Entonces cuenta cómo consiguió retratarlo: "Estábamos en la plaza de Paraná y había 10 mil personas. Ese día, en cuanto dijo la última palabra, me puse a sus espaldas y disparé".
Los malabares con el bastón presidencial el día de la asunción y el ingreso de Hebe de Bonafini a la Casa Rosada para hacer las paces con el Gobierno son sólo algunos de los retratos que muestran el "microclima" logrado por el jefe de fotografía de la Presidencia en casi tres años de la gestión de Kirchner.
Bugge califica de histórica la foto del último encuentro entre los presidentes de Brasil, Venezuela y la Argentina. "La imagen destila amistad y buena onda, más allá de la coyuntura política", indica. Y agrega: "De todas las veces que me tocó verlos juntos, este encuentro es el que mejor expresa la frase «Tres amigos siempre fuimos»". En otra época, Enrique Cadicamo continuó la frase en el tango "Tres amigos". La letra dice: "Tres amigos siempre fuimos en aquella juventud/era el trío más mentado que pudo haber caminado por esas calles del Sur".
Y por el sur del continente, Bugge expone desde hace unos años sus fotografías en galerías y bibliotecas. En marzo, la gira se inicia en el kilómetro cero y viajará por toda la Argentina.
Parece una paradoja: las muestras no comienzan con una fotografía. Tal vez porque la frase del músico León Gieco dispara lo que no fue dicho por Bugge: "La memoria pincha hasta sangrar a los pueblos que la amarran y no la dejan andar libre como el viento".

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/776219-como-ve-a-kirchner-un-experto-en-retratar-los-gestos-del-poder 

Imágenes de 21 años de gobierno

Hoy: Víctor Bugge, fotógrafo de la Casa Rosada desde 1978, inaugura una muestra que refleja la intimidad de los presidentes.

La muestra fotográfica de Víctor Bugge, de la Presidencia de la Nación, que se inaugurará hoy, a las 18.30, en el Salón Colón de la Casa de Gobierno, puede considerarse un testigo visual de escenas secretas y públicas del poder en la Argentina durante una importante etapa de la política nacional y de América latina, ya que compendia hechos salientes desde 1978 hasta la actualidad.
Es una mirada de las intimidades de quienes condujeron desde entonces el gobierno argentino, que comienza con el presidente de facto Jorge Videla y llega a estos días, con Carlos Menem.
Pocas veces a un fotógrafo le está permitido documentar los momentos íntimos de un presidente; menos aún fue posible en los tiempos del último proceso militar. Pero Bugge ha accedido a ellos.
La edición de Miguel Martelotti da forma a la importancia de esta muestra y pone el énfasis en la humanidad de las fotografías de Bugge. La colección se presenta, además, en tres libros (1978/1983, 1983/1989 y 1989/1999), fruto de la revisión de más de 4000 negativos de los últimos 21 años.
"Estoy preocupado por la fotografía que voy a hacer el 10 de diciembre, cuando se produzca el cambio de mando presidencial. Hace dos meses que ronda en mi cabeza cómo hacer algo distinto", confiesa a La Nación Bugge, pipa en mano, mientras desgrana con sencillez su historia personal y menciona su decisión de publicar más de 300 fotografías.
Bugge tiene 43 años, está casado y tiene cuatro hijos. Su padre, Miguel, fue reportero gráfico de La Nación hasta que se jubiló.
Prácticamente no hay antecedentes de un fotógrafo oficial con tanta antigüedad en el mismo cargo. Lo supera, con 40 años de tareas en el Vaticano, el reportero Arturo Mari, "de quien me hice amigo de tanto que viajé a Roma", revela.
Y recuerda que dio sus primeros pasos junto con su padre, con Carmelo Di Sandro y con Antonio Montano en la sala de fotografía "del viejo edificio de La Nación , en la calle San Martín". 

Fuente:  http://www.lanacion.com.ar/153320-imagenes-de-21-anos-de-gobierno 

"Es la foto que define este momento"

Victor Bugge, fotógrafo de la Casa de Gobierno, explica lo que le generó esta imagen que recorre el mundo; cuenta que la cámara lo "protege" del dolor.
 
 
Ella camina alrededor del cajón, dándole una vuelta. "De los años que tengo acá es la foto que define este momento", dice Víctor Bugge, fotógrafo presidencial, el único que tuvo acceso a la Casa Rosada y el que obtuvo esta foto de Cristina al lado del féretro, una de las imágenes más publicadas por los medios de todo el mundo.
"Realmente la idea era, frente a tanta gente que había, juntar a Cristina y Néstor en una imagen que ni la tengo que comentar. Dentro del dolor y lo que uno vive acá, a veces la cámara protege y me permitió hacer esto", comenta, en una entrevista radial, a propósito de la foto que se replica en medios de todo el planeta. 
Según comenta, fotos de Kirchner, tuvo muchas. "Puedo decir que tengo todas las fotos de él, desde antes de entrar al Gobierno, cuando un camarazo le rompió la frente, hasta la entrega de la banda a la señora. Lo acompañé siempre".Y rescata el contacto del ex presidente con la gente. "Kirchner rompió el protocolo, se arrojaba a la gente. Tengo fotos en las que se tiraba como si fuera una pileta. Creo que se lo están devolviendo en este momento". 

Fuente:  http://www.lanacion.com.ar/1319733-es-la-foto-que-define-este-momento

Un intruso del poder»: habla el fotógrafo de los presidentes argentinos

La celebración por los 25 años de la democracia argentina (1983-2008) ha permitido que Terra Argentina entreviste a Víctor Buggé, Jefe de fotografía de Presidencia, y cuente cómo ha vivido este cuarto de siglo retratando a los mandatarios del país austral. A lo largo de su carrera, Buggé un intruso del poder, como le gusta llamarse— ha recolectado la memoria del pueblo argentino a través de su cámara Nikon y apuntando siempre al inquilino de la Casa Rosada.

Su lente ha captado, más que imágenes, íconos del pasado argentino, como la marca dejada en la frente de Kirchner por la cámara de un reportero o la fuga de un presidente en helicóptero. También está fresca en su memoria, y en sus negativos, el desplante hecho a la Madre Teresa por el Gobierno, o la presencia del Diego. Siete presidentes después, Buggé habla de su labor con la certeza de quien elabora el balance de toda una vida. «Creo que mi misión es mantener fresca la memoria de la gente, y siento que lo he logrado o que lo estoy logrando». En efecto, lo ha logrado.

Fuente:  http://historiaglobalonline.wordpress.com/2008/11/28/%C2%ABun-intruso-del-poder%C2%BB-habla-el-fotografo-de-los-presidentes-argentinos/ 

ver video en: http://terratv.terra.com.ar/templates/channelContents.aspx?channel=789&contentid=82027

Cristina, por Víctor Bugge


Víctor Bugge es fotógrafo de la Presidencia de la Nación argentina desde 1978. En estos casi 34 años, ha retratado a todos los presidentes constitucionales desde el regreso de la democracia y a unos cuantos dictadores. Una antología de estos retratos apareció en 1999 en forma de libro: Fotografías de Víctor Bugge 1978-1999 (editorial Manrique Zago). Se define como fotógrafo “oficial, no oficialista”. Sus imágenes han aparecido en todos los medios de comunicación del país y en medios internacionales –la imagen de  Cristina Fernández de Kirchner junto al ataúd de su marido, Néstor Kirchner, cubierto por una bandera argentina y un pañuelo de una madre de Plaza de Mayo dio vuelta al mundo– y han sido expuestas en muestras colectivas e individuales.
Bugge ha aprovechado su acceso a los presidentes para hacer retratos de extraordinario valor histórico y calidad artística. En el caso de los tres gobiernos Kirchner –el de Néstor (2003-2007) y el de Cristina (2007 a la fecha)-, este acceso ha sido doblemente valioso porque ningún otro fotógrafo pudo acercarse a ellos como lo hizo él.

Fuente:  http://www.elpuercoespin.com.ar/2012/01/26/cristina-por-victor-bugge/