sábado, 28 de julio de 2012

Victor Bugge

Lleva 25 años como fotógrafo presidencial y se emociona cada vez que repasa las muchas imágenes que captó y que, admite, se han llevado algo suyo. En el Museo de Bellas Artes de Neuquén se expone su trabajo, en el que se refleja desde un lugar privilegiado una parte de la convulsionada historia nacional.
Víctor Bugge puede decir que estuvo ahí. Y tiene las pruebas. Estuvo cuando Galtieri salió al balcón de la Casa Rosada “creyéndose Perón” ante el rugir de la Plaza de Mayo, estuvo cuando al mismo lugar trepó “El Diego” y besó la Copa; también fue testigo del escape de un presidente en helicóptero, del desplante militar a la Madre Teresa de Calcuta (la dejaron sola en el edificio) y hasta del reciente ‘atentado mediático’ contra Néstor Kirchner, cuando la cámara de un reportero le cortó la frente. Bugge sabe de las alfombras que devoran funcionarios, conoce las técnicas para frenar a tiempo y seguir andando y - sobre todo- entiende la enorme responsabilidad que significa colgarse una cámara al cuello
Lleva 25 años como fotógrafo presidencial y se emociona cada vez que repasa muchas imágenes que -admite- se han llevado algo suyo.
La muestra que registra sus años de trabajo en la Casa Rosada golpea, zarandea al desprevenido. “Creo que mi misión es mantener fresca la memoria de la gente, y siento que lo he logrado o que lo estoy logrando”. No ha sido fácil, claro. Bugge no lo dice, pero sabe que inventó algo, que rompió con la tradición de las fotos protocolares y de corte de cintas, y que a los 47 años, además de testigo calificado, es un referente para sus colegas. Las imágenes que resumen los años de la dictadura hasta la llegada de la democracia son un cachetazo y una caricia.
“Me pasa algo raro, cuando empiezo a armarla me atraganto con cada cuadro, pero cuando termino siento una enorme paz interior, una gran satisfacción -dice, y sin darse cuenta revela quizás la fórmula de la excelencia: le brillan los ojos y no puede disimularlo. En el ’78, cuando llegué, me aburrí de la foto armada, me tomé una licencia, trabajé en Editorial Atlántida y volví decidido a desestructurar la fotografía oficial y no permitir que la fotografía oficial termine siendo oficialista”, afirmó en una charla con “Río Negro”, a propósito de la muestra que hasta mañana se puede ver en la sede neuquina del Museo Nacional de Bellas Artes.
-¿Cómo se hace para sobrevivir profesionalmente en el principal escenario del poder?
-Para portar una cámara hay que ser un tipo muy decente y muy honesto, y eso lo pongo siempre delante de la lente; eso me lo dijo mi viejo. Podés ser un sinvergüenza con una cámara de fotos y yo no lo he sido, creo que mi viejo está satisfecho.
-¿Cómo hiciste para mantenerte durante tanto tiempo?
-Yo no tuve grandes problemas, bue... los problemas que pueden tener el camionero con su camión y el albañil con sus ladrillos. Este es un trabajo más, sólo que a veces tenemos que tomar más antiácidos que los que los médicos recomiendan.
-¿Cómo se mantiene la objetividad?
-He tratado de no limitarme con los personajes. Si me enamoro del personaje pierdo la oportunidad de mostrarte lo que pasa ahí adentro de la mejor manera posible. Yo no laburo para el personaje, laburo para la gente común, para que vos entiendas.
-Está claro que no todos los personajes de la Casa Rosada fueron iguales.
-No fue lo mismo trabajar con Alfonsín que con Menem. Alfonsín era un tipo de traje gris o azul, casi siempre con sus mismos zapatos; Menem estrenó un traje amarillo para recibir a los Rolling Stones mientras Jagger se vino de empleado público. Con Menem, no creo que no haya fotógrafo que no tenga por lo menos una foto divertida. Qué sé yo, jugar al fútbol con Pelé en su despacho o subirse a la Ferrari... fue un personaje que rompió el protocolo. Después pasé a De la Rúa, es decir que de un partido de rugby pasé a uno de ajedrez. Al segundo día me llamó, se sentó en el sillón de Rivadavia, me miró a los ojos y me dijo: “Cómo se envejece acá adentro...” “¿Por qué, presidente?” -le pregunté- “Porque estoy viendo cómo entró Alfonsín y cómo se fue”, me contestó. A partir de este momento, me dijo, “vamos a hacer una foto por año para ver qué me pasa a mí”. No tuve tiempo, la segunda foto fue cuando se iba del despacho y la última fue en la terraza, con el helicóptero.
-Decías que con determinadas fotos se te fue algo...
-Yo creía que eso pasaba con la foto de mi abuelo o con la de uno mismo, de cuando era pibe. Acá, en la muestra, nos pasa a todos, me emociono. Yo laburo para que la memoria se mantenga en pie y por suerte el contacto con la gente me hacer sentir que, más allá de las cosas de la política, la memoria se mantiene fresca. Hay momentos puntuales donde a uno se le está yendo algo de adentro; como cuando un presidente se está yendo por la terraza u otro llora en la tumba de su hijo. O ver a Galtieri creyéndose Perón en el balcón.
-¿Imaginaste algo así cuando pisaste la Casa Rosada?
-Nunca pensé que el tiempo iba a hacer lo que hizo conmigo a partir de la fotografía. Lo que en su momento era mostrar lo que pasó ese día hoy es dueño de un terrible pedazo de historia. Qué se yo, la foto de Menem y Alfonsín de espaldas definiendo el adelantamiento del poder es una foto terrible; en su momento fue una muy buena foto, pero hoy es terrible.
Bugge no cuenta que la Madre Teresa salió con él, tras un desplante castrense, perdida en el frío y enorme edificio.Tampoco hace alardes, pero muestra alguna debilidad. “A Diego lo fotografié cuando estaba en Argentinos y en un partido en el que yo era el único fotógrafo; después me lo encontré en la Rosada, con todos los presidentes. Charly me llamó un día y me dijo ‘vos sos el fotógrafo del poder y en Argentina el poder soy yo’. Tengo una serie de 300 fotos de Charly”.
-¿Qué es lo más emocionante que te dio este trabajo?
-La alegría; a mí me dio demasiado, soy un tipo de barrio, estuve en el Palacio de Akasaka, en la cama de la hija de Franco; me ha pasado de entrar al Vaticano y que me pregunten con quién fui, ver los ojos a Mandela, saber que le estás viendo los ojos a Mandela, ver al Papa, a la Madre Teresa, a Sinatra, vi mucho y la alegría es poder mostrarlo. Igual, creo que cuando uno quiere hacer fotos lo puede hacer en cualquier lugar y con cualquier personaje, siempre respetando al que está adelante. Hay que ser decente y honesto.

Rodolfo Chávez
rchavez@rionegro.com.ar

Fuente:  http://www1.rionegro.com.ar/arch200312/06/c06j01.php

1 comentario:

  1. Hola necesito comunicarme con el Sr. V. Bugge, soy museóloga y estoy realizando un museo en el que se verán las fotografías de varios presidentes, frondizi, peron, menem, cristina Kirchner, nestor Kirchner, alfonsin, etc, y quisiera consultarlo acerca de la posibilidad de contar con sus imágenes de acuerdo a los términos y condiciones que el indique. mi mail es pceci@exhibirweb.com.ar. motiva esta solicitud el deseo de contar con fotos oficiales y de alta calidad ya que habitualmente solo hay imágenes de prensa en baja calidad y de poca carga estètica. Muchas gracias.

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